Profundizando en la Expiación Sustitutiva de Cristo

 Es importante poner sobre el tablero las siguientes siete grandes verdades que nos llevaran a un entendimiento amplio de la salvación y la importancia de la muerte de Cristo:


1) Dios necesita resolver el problema de la culpa del pecado para resolver el problema de la esclavitud o corrupción del mismo.

El hombre, como vimos, tiene un problema externo y un problema interno, esto se ve claramente en todas las Escrituras; dos textos nos hablan de la naturaleza de la salvación del Mesías, uno es Jn 1:29, y narra que "vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" , aquí se presenta a Jesús como el que resuelve o elimina "el pecado", la expresión está en singular, note que no dice "los pecados" sino "el pecado", la idea en las Escrituras del NT y especialmente en Romanos es que se refiere a la 'culpa del pecado' que Cristo como Cordero de Dios iba a quitar por su sacrificio, pero en otro texto se describe al Mesías como el que "salvará a su pueblo de sus pecados" (Mt 1:21) y la frase ahora esta en plural, dando a entender estos dos textos que el Mesías no sólo vino a salvar al hombre de "el pecado"(la culpa), sino también de "sus pecados" (la práctica del pecado). 

Y para Dios salvar de la práctica del pecado necesita llegar al corazón del pecador, el problema del pecado del hombre es porque es pecador, y su corazón esta corrompido, Jesús dijo en una ocasión que "del corazón" salen los pecados externos que vemos en el hombre, en otras palabras, el problema de que el hombre practica pecado es que en su corazón el aborrece a Dios y se siente cómodo en su estado de rebelión y pecado contra su Creador, pero el hombre no sólo está en problemas por su corrupción, sino porque su pecado causa una deuda ante el justo y santo carácter de Dios que lo deja en estado de condenación y expuesto al infierno por toda la eternidad bajo la ira de Dios, por lo que antes de que Dios trate con el problema del pecado del hombre necesita resolver el inmenso problema de la culpa de sus pecados, y esto por la sencilla razón de que Dios no puede pasar por alto el pecado del hombre. ¿Por qué? El segundo principio nos explica.

2) Para resolver el problema de la culpa del pecado del hombre se necesita: Dar satisfacción a la justicia de Dios

No podemos pensar que Dios solo está interesado en salvar al hombre de la culpa del pecado, ni tampoco pensar que la salvación sólo implica salvar al hombre de la corrupción moral o la práctica que fluye del tal corrupción, mas bien de ambas cosas. Dios debe dar satisfacción a su justicia, el pecador es culpable por su relación con Adán y sus propios pecados ante el Dios Justo Creador del universo, y este va a dar satisfacción a su Justicia en la condenación del pecador; Dios como el Juez del cosmos es Bueno y lleno de amor, por lo que seres tan perversos como nosotros los seres humanos no vamos a escapar de un Ser así; no se trata de que halla una ley por encima de Dios que le haga hacer justicia sino que su sentencia inmutable sale de su propio carácter Santo, Justo, Bueno, en el Salmo 119:142 está escrito: "Tu justicia es justicia eterna, y tu ley la verdad". 

La Biblia deja bien claro que Dios "no va a tener por inocente al culpable" (Ex 34:7), Él no es un Dios que "Justifica al impío y...condena al justo" (Prob 17:15), mas bien es una abominación a Él tal cosa. Dios dejó bien claro que la consecuencia del pecado traería su ira (Rom 1:18; Sal 5:5; etc), su juicio no va a cambiar. Dios no es moralmente neutro o apático, Él ama la justicia y aborrece toda injusticia, "Dios es juez justo, Y Dios esta airado contra el impío todos los días" (Sal 7:11), "Jehová es justo, y ama la justicia; el hombre recto mirará su rostro"(Sal 11:7).

Anselmo de Canterbury dice de la necesidad de dar satisfacción a la Justicia Divina: "No es justo cancelar el pecado sin compensación o castigo; si no es castigado, entonces es pasado por alto sin cancelarlo... si el pecado es pasado por alto sin castigarlo... con Dios no hay diferencia alguna entre el culpable y el inocente, y esto es impropio de Dios". Dios no puede simplemente perdonar al pecador y ya, eso sería un atentado contra su propio carácter justo, si Él perdona al culpable y no castiga cada delito o rebelión a su Santa Ley, entonces él es injusto. Luego vamos a ver que la grandeza del calvario no nos enseña que Dios eligió perdonar en vez de ser justo, sino que Él fue capaz de permancer justo al dar perdón en amor.

3) Solo hay dos formas para dar satisfacción a la justicia de Dios: (1) La expiación personal y (2) La expiación sustitutiva.

Hay una diferencia entre la expiación sustitutiva (vicaria) y la expiación personal. Para los judíos, la palabra "expiación" viene del hebreo kipper, equivalente al arameo de borrar o la raíz de cubrir. Para los cristianos el concepto más adecuado viene del griego hilasterion, que significa aquello que propicia o expía. El concepto básico parece ser eliminar los obstáculos que impiden que Dios sea favorable o propicio para con el hombre.  Significa esencialmente un sacrificio que satisface las demandas de la justicia divina y apacigua su ira. La ira de Dios sólo es satisfecha en la ruina eterna del pecador en el infierno, o a través de alguien adecuado que sustituya al pecador y sea condenado en su lugar.

4) La expiación personal es sufrida por el pecador eternamente sin posibilidad de redimirse

Nosotros no podríamos haber pagado el precio por nuestros propios pecados. O si lo hubiéramos hecho, simplemente habríamos sido castigados y echados en el infierno por la eternidad. El hombre como ser caído, al apartarse de Dios, le debía una reparación, pero su pecado solo podría ser expiado sufriendo eternamente en el infierno el castigo que acompaña a la transgresión. Debido a que todos los hombres son culpables porque participan en la culpa del pecado de Adán y porque pecan por si mismos, todos están sentenciados a la condenación eterna. Estas serán las palabras del Señor en ese día: "Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles."(Mateo 25:41), Pablo habla del castigo de los pecadores así:"...los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder..." (2ª Tesalonicenses 1:9). Generalmente se pregunta ¿Por que el hombre tiene que sufrir una eternidad en el infierno si este pecó solo por unos instantes? O ¿Es justo que se castigue eternamente a quien pecó en unos instantes? La pregunta en si misma rebela una incomprensión del asunto, podríamos preguntar de igual modo de un asesino que fue condenado a 20 años por asesinato ¿Cuantos tiempo demoró en cometer el delito? Solo unos minutos, menos tiempo que lo que le llevaría a un ladrón robar, sin embargo, el ladrón es castigado por menos tiempo ¿Por qué? Porque el nivel de severidad en el castigo no se evalúa primariamente por el tiempo que se comete el crimen sino por la gravedad intrínseca de tal acto. La desobediencia a un Dios eterno e Infinitamente Santo y la corrupción que hizo el hombre de la santidad original de su Creación, requiere un castigo infinito. 

Por otro lado, es importante mencionar que nuestra baja consideración de que el hombre es realmente malo nos hace pensar que sería injusto un castigo, la Biblia habla de cuan corrupto es el hombre. Hay un error que siempre debemos evitar, y es pensar que nuestro arrepentimiento puede expiar nuestro pecado, o sea, que si nos arrepentimos Dios nos perdona sin necesidad de satisfacer su justicia, en otras palabras, que su justicia queda satisfecha con el arrepentimiento del pecador, esto es un error grave que tenemos que aclarar, porque aunque muy cierto es que Dios quiere que los hombres se arrepientan, esto por si solo no logra que seamos librados del castigo eterno a causa de nuestra rebelión, sino que sólo es la condición para recibir el perdón, ya lo único que logra satisfacer a Dios y que este perdone al pecador es el sacrificio de Cristo, el arrepentimiento no posee ningún merito en si mismo con el que pueda ganarse el favor de Dios.

5) La expiación sustitutiva es llevada a cabo por la parte hacia quien se pecó (Dios)

A diferencia de la expiación personal, donde el pecador mismo sufre la sentencia justa de un Dios Justo por la eternidad, Dios por amor a su peblo, proveyó a un sustituto para que expiara los pecados del hombre satisfaciendo la justicia divina; Jesucristo como vicario (sustituto) nuestro tomó nuestro lugar, el lugar de su pueblo, expiando el pecado y alcanzando liberación (redención) eterna para el hombre. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él.” (2 Corintios 5:21). Él tomó nuestro lugar como sustituto por lo que justamente merecíamos. “Quien llevó en Él mismo nuestros pecados en Su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.” (1 Pedro 2:24) Nuevamente aquí vemos que Cristo tomó sobre Sí mismo los pecados que cometimos, para pagar el precio por nosotros. Pocos versos más adelante leemos, “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el Justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu...” (1 Pedro 3:18). 

No sólo estos versos nos enseñan acerca de la “sustitución” que Cristo fue por nosotros, sino también que Él fue la “expiación”, significando que Él satisfizo el pago por los pecados del hombre. Un pasaje más que habla acerca de la “expiación sustitutiva” es Isaías 53:5. Este verso habla en una forma muy detallada acerca de la venida de Cristo quien moriría en una cruz por nuestros pecados, y sabemos que la crucifixión sucedió tal y cómo fue predicha. Fíjate en las palabras mientras lees: “Mas Él herido fue por NUESTRAS rebeliones, molido por NUESTROS pecados; el castigo de NUESTRA paz fue sobre Él, y por SU llaga fuimos NOSOTROS curados.” Nota la sustitución. Este sustituto (Jesús), como veremos más adelante, debe ser Dios mismo, ya que no puede ser un tercero. O el pecado es expiado por el pecador o es expiado por la parte  hacia quien se pecó (Dios).

6) El sustituto, para dar satisfacción a Dios, debe (1) ser adecuado, y (2) debe obedecer en lugar del pecador y llevar la culpa sufriendo sus consecuencias

Pasaremos a considerar brevemente el hecho de que el sustituto nuestro no podía ser cualquiera, aquel que habría de sustituirnos delante de Dios es único. En Apocalipsis 5:2-6 está registrado unas de las escenas mas sublimes y grandiosas de las Escrituras Sagradas:

"... Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo. Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra..."

Aquel que habría de ser nuestro sustituto no era nada mas ni nada menos que el Dios hecho hombre, el Hijo de Dios, aquel que es Dios y creador-sustentador del universo, aquel cuyos ángeles cantan "Santo, Santo, Santo", y cuyo dominio se extiende desde las galaxias más lejanas hasta las más pequeñas partículas subatómicas, su nombre es el que hizo eco en la historia como nunca antes: JESÚS; y muy importante, es aquel hacia el cual nos hemos revelado. Nuestro sustituto es nuestro Creador, el  Αλφα y la Ομεφα. Se escribió de Él en las Sagradas Escrituras así: "... Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten..."(Colosenses 1:15-17). 

La mente humana nunca habría de imaginarse que Dios mismo vendría a salvarnos, esto es algo que sobrepasa nuestra sabiduría. ¿Qué se requería de nuestro sustituto para que nos salve de la culpa de nuestro pecado? ¿Que debe hacer él para librarnos de su justicia? Como nuestro sustituto debe 1) Obedecer por nosotros para ganar nuestra salvación y derecho de justos 2) Debe Sufrir satisfaciendo la justicia divina por nosotros para librarnos del castigo infinito hacia un Dios Santo. Cristo vivió una vida perfecta para merecer por nosotros la vida eterna (Rom 5:12-19) y eventualmente en la cruz Dios el Padre le imputó nuestro pecado (2Co 5:21) y sufrió el castigo por nuestro pecado en Adán y nuestros  propios pecados. Más adelante estudiaremos lo que pasó en el calvario realmente. Aunque nunca comprenderemos completamente lo que nuestro salvador hizo allí, podemos tener una idea esencial.

7) Para ser adecuado el sustituto:

 (a) Tiene que ser contra quien se pecó y no un tercero

Para que alguien pueda expiar los pecados de otro, como su sustituto, se requiere que la transferencia no usurpe los derechos y privilegios de terceras partes, entre Dios y el hombre no puede intervenir un ser tercero, como un ángel, ni otro hombre. La parte culpable tiene que tener conciencia de que el sustituto está sufriendo en su lugar. En el caso de Cristo, todas las condiciones necesarias se cumplieron en su persona. Ahora, las escrituras dejan claro más de una vez que sólo Dios puede salvar, hay muchas razones para eso, se dice del hombre con respecto a su salvación que "Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, Ni dar a Dios su rescate"(Salmos 49:7); y como hemos visto, Cristo no es un 'tercero' en el caso, sino la parte ofendida, el mediador es Dios manifestado en carne (1 Tim 2:5; 3:16). Nosotros merecemos el infierno, pero cuando Jesús dijo "Padre, perdónalos", estaba muriendo para hacer posible el perdón. (Para mas detalles, estudiar Romanos 5:12-21)

(b) Tiene que ser descendiente de Adán

La Escrituras nos enseñan claramente la doctrina de que el pecado de Adán nos afecta, y no meramente como imitación (herejía del pelagianismo) sino que Adán como nuestro representante al rebelarse contra Dios nos representó en su desición, y la culpa de su pecado fue imputada a sus descendientes, el resto de la humanidad, es por eso que el pecado es universal, y no solo la culpa fue imputada sino la corrupción trasmitida por generación natural, en el Salmos 51:5 dice "He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre." También las Escrituras enseñan que "...por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores..."(Romanos 5:19). La ilustre Confesión Bautista de Fe de 1689 en el Capitulo 6 párrafo 3 dice de esta doctrina de una forma precisa: "Siendo ellos la raíz de la raza humana, y estando por designio de Dios en lugar de toda la humanidad, la culpa del pecado fue imputada y la naturaleza corrompida transmitida a su posteridad descendiente de ellos mediante generación ordinaria, siendo ahora concebidos en pecado, sujetos a la muerte y a todas las demás desgracias espirituales, temporales y eternas, a no ser que el Señor Jesús los libere". 

Dios creó a la humanidad como raza, y puso a Adán como cabeza pactual, y su desobediencia fue transferida a nosotros, para que el hombre pueda ser salvo, su culpa removida y la justicia de Dios satisfecha, alguien debe sustituir al pecador, y este no solo debe ser aquel hacia quien se pecó, sino debe ser uno de la raza humana, el que a de tomar el lugar del pecador debe hacerlo por la linea de Adán, ya que la raza humana es una, este a su vez debe ocupar el lugar de los descendientes de Adán escogidos y debe obedecer donde Adán falló para que su justicia pueda ser transferida a la humanidad como la culpa de Adán a sus descendientes. La única forma de que el hombre puede ser salvo es que alguien de la raza humana sea sin pecado, gane méritos por su obediencia y lleve la culpa y castigo en representación, no puede ser un hombre que venga del cielo directa e inmediatamente, Dios no podía simplemente venir hecho hombre desde el cielo, tenía que nacer "hijo de Adán"(Lc 3:38) para que "como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos." Cuando Cristo vino a este mundo entró en el estado de representación en el que Adán se encontró alrededor de 4000 antes de la venida del Mesías, y a diferencia de aquel primero, este obedeció perfectamente y sufrió el castigo de aquellos que habría de justificar en la raza.

 (c) Tiene que ser verdadero hombre

 Como veremos más adelante, el infinito sufrimiento que pasó Cristo en el monte Calvario, no fue lo único para pagar nuestros pecados como sustituto, la paga del pecado es muerte, por lo que era necesario también que Cristo muriera; Dios es el único que podía sustituir al pecador, pero ¿cómo hizo para sufrir y morir si este era Dios? El secreto está en la preciosa doctrina de la "Unión Personal"; el hijo de Dios, la segunda persona de la Trinidad, añadió algo que el nunca antes había tenido. Para que Cristo pudiera morir en lugar de nosotros, este debía de poseer una naturaleza humana verdadera, ya que Dios no puede morir, este asumió un cuerpo humano, sin dejar de ser verdadero Dios, añadió humanidad verdadera a su deidad, Jesús era verdadero Dios y verdadero hombre a la vez (Col 2:9), hay que aclarar que ambas naturaleza se unieron pero no se mezclaron haciendo de la persona de Jesús un Dios rebajado ni tampoco un humano mejorado, la naturaleza humana no disminuyó su Deidad, ni su naturaleza Divina mejoró su humanidad; ambas naturaleza se unieron en una sola persona; pero cabe destacar, que Cristo renunció voluntariamente al uso de sus atributos divinos  y sometió el uso de ellos a la voluntad de Padre en su estado de humillación, para así llevar a cabo la función que le fue encomendada, incluyendo la función de sustituto. 

Gerhard escribe: "...el Hijo de Dios asumió la naturaleza humana con el expreso propósito de ejecutar en, con y por medio de ella la obra de la redención y sus diferentes funciones de su oficio de mediador". Él, como hombre, se cansaba (Jn 4:6), sabia lo que era tener hambre (Mt 21:18), y tenía sed (Jn 19:28), etc. Y cuando llegó el momento sangró y murió (Jn 18:34; Mr 15:37,45). Nada de esto ocurrió simplemente en apariencias, este fue nacido de mujer (Gal 4:4). Pero la gran diferencia es que el no cometió pecado (Heb 4:15). Gracias a la unión de ambas naturaleza en la persona del Hijo, Dios pudo ser el sustituto de la humanidad, al hacerse hombre podía experimentar la muerte, no porque Dios murió, sino que debido a la comunión de las naturalezas sin mezcla ni confusión, aquellas cosas que eran propias de la naturaleza humana le eran comunicadas a la naturaleza divina, y aquellas cosas que eran de la naturaleza divina le eran comunicadas a la humana, por lo que este sufrió según su naturaleza humana, pero en virtud de la unión de las naturalezas, Dios Hijo participó en el sufrimiento y la muerte de la naturaleza humana, por comunicación. En ningún lugar la Biblia nos da razón para dividir a Jesús en dos cosas separadas, Dios una y hombre otra, en lugar de eso, siempre se trata de la misma y única persona; y como dijimos, tampoco nos lleva a confundir ambas naturaleza, como si Jesús fuera especie de HÍBRIDO entre Dios y hombre; el nunca deja de ser Dios, como tampoco, desde la encarnación, deja de ser hombre (1 Ti 2:5). De manera que la Biblia atribuye a Cristo edad limitada según su naturaleza humana, y eternidad según la divina.

 (e) Tiene que ser de valor infinito

Nosotros sabemos que Dios va a enviar al hombre por una eternidad en el infierno, lejos de la presencia favorable de Dios y bajo el ardor de la Ira Justa y Santa del Dios todopoderoso Creador del universo; pero hemos encontrado que hace 2000 años atrás Jesús asumió una naturaleza humana y nació de mujer por la obra milagrosa del Espíritu Santo, y sin pecado, este era Dios hecho hombre , y que asumió nuestro lugar en la cruz como nuestro sustituto, sufrió el castigo que merecíamos pagar una eternidad en el infierno, y la justicia de Dios quedó satisfecha. 

Pero puede surgir una duda ¿Como el sufrimiento de un hombre por algunas horas puede pagar o satisfacer a un Dios perfectamente Justo por los pecados de millones que merecen la eternidad en el infierno? ¿Acaso no sería poco tiempo que sufrió Jesús para pagar en lugar del hombres que merecen toda la eternidad en sufrimiento?¿No es ese tiempo corto hasta para sustituir a un solo hombre que merece infierno eterno? ¿Como se supone que Jesús sustituyó a los pecadores sufriendo por ellos algunas horas? Quizás primero tengamos que refrescar algunos puntos que tienden a ser muy descuidados; es importante entender verdaderamente que significa cuando hablamos de la satisfacción de Cristo a las demandas de la justicia de Dios, esta no es una especie de satisfacción comercial donde la deuda de 200 no se satisface con un pago de 100, ni tampoco que una deuda de oro puede ser satisfecha con un pago  del mismo peso en arcilla; mas bien es una satisfacción penal, donde la deuda se satisface cuando un criminal cumple la sentencia enunciada por el juez, no se requiere que la sentencia sea de la misma naturaleza que el crimen, sino que sea un equivalente justo; para un robo, puede ser la imposición de una multa; para un asesinato, encarcelamiento; para traición destierro del país, etc. La razón es que el castigo de un crimen no se evalúa primariamente por el tiempo que se ejecutó tal infamia, sino mas bien por la gravedad, y el hombre cometió un acto de rebelión en contra de un Dios infinitamente Santo y Justo, corrompiendo, a su vez, la santidad de su creación, es una afrenta al eterno Creador, a su Carácter, por lo que  el castigo solo puede ser satisfecho con el sufrimiento eterno del hombre, el asunto no está en la equivalencia en el tiempo en que el hombre pecó y en el que es castigado, sino en la gravedad de tal acto criminal, y el equivalente justo es sufrimiento eterno. Por tanto, al ocupar Jesús nuestro lugar, sus sufrimientos no fueron de naturaleza comercial, sino penal, lo que significa que Cristo no pagó, en un sentido comercial, la deuda exacta a la que estaba destinada su pueblo: condenación eterna en el infierno. Pero sus sufrimientos fueron exactamente los que un Dios Justo y Santo determinó que  debían ser pagados para satisfacer la justicia divina y absolver al culpable del castigo del pecado. 

Habiendo hecho la aclaración, cabe preguntarse, si el hombre pecó contra un Dios eterno e infinitamente Santo, teniendo una deuda infinita ¿Como Jesús solo puede sufrir unas horas y satisfacer la demanda infinita de la justicia divina por millones de personas? Si tuviéramos que pagar el castigo por nuestros pecados, tendríamos que sufrir una eternidad en el infierno, y nunca alcanzariamos una situación correcta ante Dios, porque no habría forma de vivir de nuevo y obtener perfecta justicia, tampoco habría manera de corregir nuestra naturaleza pecadora; sin embargo, Jesús pudo en solo horas, cargar con la pena de los pecados, cargando con la Ira divina, y satisfacer la justicia de Dios hasta el fin ¿Como lo hizo? En virtud de la unión de las naturalezas divinas y humanas, Jesús no solo pudo sufrir la Ira hasta el fin, sino que gracias al VALOR INFINITO que resulta de la dignidad de su PERSONA (Col 2:9), este era de valor infinitamente mayor al de todos aquellos por los que murió, por lo que cuando el ETERNO HIJO DE DIOS sufrió el castigo impuesto en lugar nuestro, ello constituyó el sacrificio infinito, y satisfizo a la justicia de Dios, su sufrimiento fue mas que el equivalente justo al castigo eterno de toda la especie humana. Debido a la unión personal, la naturaleza divina participó en el sufrimiento y la muerte de la naturaleza humana, ya que ambas naturalezas estaban siempre unidas, y de esta unión divina resulta su valor redentor; la naturaleza divina de Jesús otorgó valor infinito a los sufrimientos y la muerte que padeció. Un himno dice: ¿Quién me puede dar perdón? SOLO DE JESÚS LA SANGRE.  O como en 1 Juan 1:7 está escrito que "la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado."

(f) Tiene que ser perfectamente justo

Nuestro sustituto para satisfacer la justicia divina, tenía que ser sin pecado, este debía ser perfectamente justo, para que su justicia se nos imputara, y Dios aceptara su sacrificio en nuestro lugar; de otro modo no habría perdón, ni Dios nos imputara justicia. Si se hubiera hallado en Jesús algún pecado en palabra, pensamiento, intención u obra, Él no hubiera calificado como sacrificio por el pecado. Cristo amó a Dios con toda sus fuerzas cada instante de su vida, de lo contrario todos los aspectos de su vida y obra no servirían. Él debía obedecer donde Adán falló, para que como el pecado de Adán afectó el resto, así su vida perfecta justificara a muchos(Rom 5:12-19). El debía ser un cordero sin mácula (mancha) para dar su vida por los pecados del mundo (Jn 1:29; 1 P 1:19). Pedro dice: "Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu" (1ª Pedro 3:18). 

Es importante que nosotros sepamos que en las Escrituras se nos enseña, que en la encarnación, el eterno Hijo de Dios, no tomó el cuerpo de la humanidad en su condición antes de la caída, en Romanos 8:3, Pablo, el Apóstol de Jesucristo nos dice:  "Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne" Él tomo un cuerpo que aunque sometido a todas las terribles consecuencias de nuestra raza caída era sin mancha de pecado; y esta impecabilidad de Jesús se debió a que fue concebido por el Espíritu Santo, sin la naturaleza depravada de Adán que lleva el resto de la humanidad, fue concebido el "Santo Ser", Jesús(Lc 1:37). Este, por si fuera poco, fue tentado en todas las cosas comunes a nuestra fragilidad, pero como las confronto como ninguno de nosotros usualmente lo hacemos, le sobrevino las tentaciones mas grande que ningún hombre ha enfrentado jamás(Heb 4:15). Cristo "no conoció pecado"(2 Co 5:21), no había pecado en Él(1 Jn 3:5). Es necesario recalcar, que si Cristo hubiera sufrido nada más el castigo impuesto al hombre(obediencia pasiva), los que reciben sus beneficioshabría quedado en el lugar exacto que estuvo Adán antes de la caída; pero debido a que el obedeció toda su vida, mereció para nosotros el favor de Dios, y no solo nuestros pecados fueron quitados sino que su justicia nos fue imputada. Podemos decir que nuestra salvación es por obras, pero por las obras de Cristo que nos son imputadas, y cuando estamos delante de Dios, somos declarados justo debido a que fue transferida su justicia a nuestra cuenta.

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